Lo insensato impensable se alojó en los ribetes, como cada
vez.
Así pasó la noche ribeteado contornos, dibujando líneas. Pasó la noche tendiendo hilos desde las axilas hasta insospechados rincones allá abajo, en los pies.
Se desplegó salvaje, ululante, animal.
Y, sin embargo la noche pasó indiferente, como
cada vez.