Iniciada la escaramuza
en la que tanto se arremete como se huye
los días pasan desatados
como jauría, como tropilla asustada.
De ser posible escapar
el jinete encontrará -y quizás se sorprenda-
túneles cavados en el cuerpo, por donde cada tres minutos exactamente
una pequeña bestia exhalará su bocanada de fuego.
Ese jinete aferrado a crines ensangrentadas que cabalga con ojos vacíos
-y quizás se sorprenda-
es un niño.
El napalm de ayer y de hoy hace su trabajo.
Aunque arda y queme las entrañas
nunca nunca nunca más
el agua
será suficiente para colmar y calmar.
Porque después que pase la fiesta de la muerte
y las cámaras se apaguen y los comentarios cesen
nunca nunca nunca más
el agua
será suficiente para colmar y calmar.
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